Par de esculturores

La Fundación Mapfre ha reunido en su sede cultural de Madrid a los escultores Auguste Rodin y Alberto Giacometti, dos personalidades distantes por generación y por estética, cuyos trabajos concurrieron gracias a la admiración del joven Giacometti por la obra del francés.  De esta simpatía advertimos una serie de coincidencias a la hora de trabajar, que se concretaron en la realización de series,  las composiciones en grupos o la incorporación de un pedestal, así como la importancia concedida al modelado y la deformación, sin olvidar la impronta del arte antiguo que se revela en estas obras. 

Rodin en su estudio

Giacometti en su estudio

Rodin había nacido en Paris en 1840 y trabajó en su taller de Meudon, a las afueras de la ciudad, hasta su muerte.  Giacometti se trasladó desde la Suiza natal a estudiar en la Academia de Montparnasse en 1922, bajo la tutela de un escultor asociado de Rodin, lo que le permitió entrar en contacto con el maestro.  Impresionado en un primer momento, su obra tomaría un camino muy personal.  Si el francés había partido de la imitación de la naturaleza, según el canon de la escultura del siglo XIX y explorado los recursos apropiados para potenciar la expresividad, la obra de Giacometti exprime la figura humana hacia una delgadez extrema que entronca en el simbolismo.

El yeso y el bronce fueron dos de los materiales favoritos, dos elementos que se adaptaban a las propuestas que pretendían formular, la ductilidad del yeso permite a las manos de Rodin trabajar formas caprichosas que parezcan inacabadas e incrementen la fuerza expresiva, mientras Giacometti modelaba con tintes surrealistas el aislamiento del ser humano.

 

Los grupos de figuras son composiciones recurrentes en ambos repertorios.  El más famoso y polémico fue el de los burgueses de Calais, realizado en 1880, tras viajar Rodin a Italia y conocer a Miguel Angel.  El conjunto debería haberse concebido, a juicio de la Academia, como un grupo que encarna la gloria de la victoria de los hombres que defendieron la ciudad en la guerra con  Prusia.  En su lugar, los representó en el momento del dolor y la preocupación, no en el de la esperada victoria, discrepando un poco los cánones establecidos.  (Esta exposición recoge una reproducción de pequeño tamaño de lo burgueses)

 

La referencia al arte antiguo es un rasgo que subraya cuan próximos estuvieron el par de escultores, las series realizadas en yeso o barro de retratos de cabezas bebieron en las aguas de la Antigüedad clásica, tomando por modelo los rostros de personas cercanas, a los cuales repitieron con insistencia, el suizo se obsesionó con la cabeza de su hermano Diego y Rodin con su amigo Balzac.

También mira al pasado el hecho de colocar a sus figuras sobre un pedestal. Algo que parece arcaico, se interpreta como una apuesta por el lenguaje moderno de escultura, que realza aquello que acoge y le confiere expresividad.  Un basamento que sostiene una figura completa o un busto, de gran altura o más discreto que recibe al hombre que camina.

En la Muestra,  las piezas se presentan emparejadas, provocando en el espectador la comparación entre dos formas de hacer escultura. A pesar de las inexorables diferencias, se aprecia una intención común de romper con la tradición escultórica del siglo XIX y conducir la escultura hacia la modernidad del siglo XX.

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